Por Qué Los Pavimentos de Bogotá Fallan Antes de Tiempo; Un Análisis Técnico Real Explicado De La Forma Más Clara Posible.

Los pavimentos de Bogotá presentan un conjunto de patologías que ya son pan de cada día; y no por misterio, sino por una mezcla peligrosa de tránsito pesado, clima cambiante, materiales de calidad irregular y, lastimosamente, malas prácticas constructivas que desde el primer minuto condenan la vida útil de las vías. Entre las fallas más frecuentes están las fisuras tipo piel de cocodrilo, la deformación en huellas, el desprendimiento superficial y la fatiga prematura. Cuando todo esto se junta, el pavimento simplemente no tiene cómo defenderse, y la ciudad termina pagando intervenciones una y otra vez.

La deformación plástica es uno de los síntomas más claros de que algo no se hizo bien; y no solo en el diseño o la dosificación. Muchas veces viene de compactaciones deficientes, temperaturas de extendido y compactación sin control y capas colocadas sobre superficies sucias o mal preparadas. Así es imposible que la mezcla se comporte; el pavimento pierde estabilidad y las huellas aparecen enseguida. A esto se suma el pulimento de agregados en corredores de alto tráfico; y claro, cuando llueve, esa vía queda más lisa que baldosa mojada.

El desprendimiento superficial es otro clásico que vemos en Bogotá; y no, no es casualidad. Se da por agregados con pobre adhesividad, asfaltos inestables y la falta de aditivos que mejoran esa compatibilidad que tanto se necesita. Pero la causa campeona sigue siendo la misma; riegos de liga e imprimación mal aplicados, irregulares, sin control de tiempos o, peor aún, omitidos “para ahorrar tiempo”. Cuando no hay liga no hay sistema; y si no hay sistema, aparecen baches, pérdida de textura y fallas mucho antes de lo que debería.

Las grietas por fatiga y reflexión también se vuelven protagonistas cuando las mezclas no tienen buena resistencia al agrietamiento o cuando las bases no drenan correctamente. El problema se multiplica cuando el riego de liga e imprimación no se ejecuta con rigor, porque sin adherencia entre capas, cualquier infiltración de agua se convierte en un problema estructural. Una grieta mal tratada en pavimentos es como una fisura en un dique; termina afectando todo.

En IMMAC entendemos que un pavimento durable no nace del azar ni de la improvisación; nace de ingeniería de verdad. Por eso seleccionamos materias primas con criterios estrictos, usamos asfaltos modificados y aditivos de alto desempeño, controlamos temperaturas, calibramos equipos y aplicamos riegos de liga como debe ser, sin atajos. Todo esto, sumado a procesos de producción limpia y control metrológico permanente, nos permite entregar mezclas estables, resistentes y diseñadas para las condiciones reales de la ciudad.

En IMMAC venimos con conocimiento, con experiencia y, sobre todo, con la voluntad firme de aplicar ingeniería de pavimentos real; la que se hace en campo, con criterio y con responsabilidad. No fabricamos mezclas por fabricar; fabricamos soluciones para problemas complejos, enfocadas en que cada pavimento cumpla su vida útil como fue diseñada. Con materiales seleccionados, procesos controlados y visión técnica clara, en IMMAC construimos pavimentos durables, funcionales y realmente confiables para Bogotá.

Y vale la pena decir algo más; mientras en muchas empresas las personas se capacitan principalmente en mercadeo, liderazgo, ventas, negociación y cómo “cerrar más negocios”, en IMMAC seguimos estudiando lo que realmente define la vida de un pavimento; granulometría, adherencia, reología, módulos, fatiga, resistencia al agrietamiento, desempeño estructural y todas las variables que de verdad importan. Muy buenos para hablar; flojísimos para los pavimentos. Y así es difícil que nuetsras vías duren. En IMMAC elegimos otro camino; el de la técnica primero y los resultados después llegarán solos. Porque al final, los pavimentos no le responden a un vendedor; le responden a la ingeniería.

Francisco Vásquez B.

Ingeniero Civil.